Tradición y profesionalidad en un entorno único.
Su arquitectura señorial, rodeada de naturaleza y patrimonio andaluz, alberga una amplia variedad de espacios interiores y exteriores que se adaptan a diversos formatos: reuniones de empresa, jornadas de trabajo, presentaciones, convenciones, así como eventos familiares o sociales de carácter íntimo o multitudinario.
Nuestra hacienda ofrece experiencias creadas a tu medida en un espacio con cocina propia, alojamiento boutique, zonas diferenciadas con varias ambientaciones y un equipo con más de 25 años de experiencia en la gestión integral de eventos. Nuestra prioridad es ofrecer un servicio impecable, adaptado a cada uno de nuestros clientes.
Hacienda de Orán es la elección de quienes buscan combinar tradición, funcionalidad y profesionalidad en un entorno que transmite confianza, calidad, seguridad y pasión por todo lo que hacemos.
Ubicada a las puertas de Sevilla, Hacienda de Orán se alza como un rincón de exclusividad y belleza envuelta por un exuberante jardín de palmeras, olivos centenarios y flores que perfuman el ambiente, sin perder la esencia cultural que la define y diferencia.
A lo largo de los años, su arquitectura típica, sus patios, salones y jardines han sido restaurados para acoger momentos únicos logrando el equilibrio perfecto entre el legado de su pasado y la innovación de vanguardia.
Hoy, Hacienda de Orán combina el sabor de lo auténtico con el confort contemporáneo; tradición y modernidad se entrelazan para ofrecer, a quienes nos visitan, una experiencia íntima y profundamente andaluza, donde cada instante se vive con la elegancia de lo eterno.
Aquí, la tradición no es pasado: es el alma de todo lo que hacemos.
Corría el año 1509 cuando, tras la exitosa conquista de la ciudad de Orán —en la actual Argelia—, Fernando el Católico decidió recompensar a los héroes que habían participado en aquella histórica campaña como agradecimiento a su valor y lealtad. Uno de ellos fue Don Alonso de Figueroa, caballero sevillano vinculado a la comarca de Utrera y descendiente de una ilustre familia que había sido distinguida con un mayorazgo en la zona de La Campiña.
Como muestra de gratitud y reconocimiento, el monarca le otorgó amplias tierras al sur de Sevilla, en un enclave estratégico por su fertilidad y cercanía a rutas comerciales. Fue allí donde Don Alonso en aquellas tierras estratégicas, levantó una hacienda para su familia y la bautizó en honor a aquella victoria que había marcado su destino: Hacienda de Orán.
Desde entonces, el nombre ha perdurado a lo largo de más de cinco siglos, conservando no solo la huella de la historia, sino también el alma de la arquitectura rural andaluza, el carácter agrícola de la campiña y la elegancia sobria de los señoríos de antaño.
Hacienda de Orán, un nombre que evoca historia, raíces y la esencia de Andalucía.
Primero se ganaba la simpatía de aquellos que vivían en los cortijos de la zona, como fue el caso de ésta hacienda. Así, Diego se aseguraba siempre la ruta de huida con caballos frescos cada vez que era perseguido. Según cuenta la leyenda, un lluvioso día de invierno, un padre y una hija, iban camino de la ciudad hispalense por la Cañada Real cuando fueron asaltados por un fraile que se hizo llamar Diego Corrientes. El falso Diego se llevó todo el dinero el cual iba a ser empleado para pagar la operación a la que iba a ser sometida la pequeña en un hospital de la capital.
El padre y la hija, desamparados, acudieron a una taberna cercana pidiendo algo de comida y cobijo. El tabernero preguntó qué les había ocurrido y todos los allí presentes pudieron escuchar el suceso que el padre contó con lágrimas en los ojos. Nadie podía imaginar que entre los que tomaban una copa de aguardiente se encontraba el verdadero bandolero Diego Corrientes, que enfurecido salió de la taberna para dar captura al que robaba en su nombre. El bandolero logró encontrar al ladrón que se encontraba escondido en esta Hacienda y sin pensarlo le cortó la cabeza. En una de las salas de la hacienda se puede ver una tinaja invertida donde se encuentra enterrado el fraile al que dio muerte el valiente bandolero sevillano.
Esta obra contribuyó significativamente a la construcción del mito de Diego Corrientes como un bandolero generoso que robaba a los ricos para ayudar a los pobres.
Además, el escritor Antonio Rincón, también oriundo de Los Palacios, ha abordado la figura de Diego Corrientes en sus escritos. Por ejemplo, participó en la presentación del libro póstumo “Sentencias para un cante” de Manuel Mauri León, donde se incluyó un capítulo dedicado a Diego Corrientes.
Ambos autores han contribuido a mantener viva la memoria de Diego Corrientes, destacando su relevancia en la cultura popular andaluza.”